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Eduardo Duarte abrió el Open Podium con una selección de poemas propios, entre ellos una larga, potente e hipnótica pieza perteneciente a su libro inédito El alma negra.
Eduardo Duarte abrió el Open Podium con una selección de poemas propios, entre ellos una larga, potente e hipnótica pieza perteneciente a su libro inédito El alma negra.
Miguel Cordero echó mano de un cuaderno en el que se recogen los poemas de Manuel Alcántara que recientemente ha adaptado la cantante Mayte Martín. Intenso y emotivo.
Álex Chico optó por uno de sus libros de cabecera, el poemario Ciudad del hombre: Barcelona, de José María Fonollosa. Nuestra ciudad fue, de forma inesperada, una de las protagonistas de la noche.
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Ángeles Córdoba nos ofreció textos inéditos de su hermana Mar, presente entre el público: un hermoso cuento con moraleja foucaltiana y un par de poemas breves.
Juan Vico leyó un poema de Blanca Varela, un collage con versos de diferentes autores, el Nigth club de Billy Collins y su traducción de uno de los poemas esenciales de Boris Vian, Je voudrais pas crever.
David Chacorí, transmutado esta noche en poeta performer, siguió la vía vianesca con el poema Barcelona, continuó con la Oda a Barcelona de Jorge Oteiza (una auténtica bomba contra la vertiente más superficial de la ciudad), cambió de tema con uno de los delirios lisérgicos de Syd Barret, y remató con otro poema de Boris Vian, El último vals.
Para acabar, David, Miguel y Juan perpetraron la versión original del texto de Barret, a tres voces y en un inglés más bien sospechoso.
Gracias a todos los que nos acompañaron anoche, fue un placer compartir con vosotros este “fin de curso”.
Juan Vico leyó un poema de Blanca Varela, un collage con versos de diferentes autores, el Nigth club de Billy Collins y su traducción de uno de los poemas esenciales de Boris Vian, Je voudrais pas crever.
David Chacorí, transmutado esta noche en poeta performer, siguió la vía vianesca con el poema Barcelona, continuó con la Oda a Barcelona de Jorge Oteiza (una auténtica bomba contra la vertiente más superficial de la ciudad), cambió de tema con uno de los delirios lisérgicos de Syd Barret, y remató con otro poema de Boris Vian, El último vals.
Para acabar, David, Miguel y Juan perpetraron la versión original del texto de Barret, a tres voces y en un inglés más bien sospechoso.
Gracias a todos los que nos acompañaron anoche, fue un placer compartir con vosotros este “fin de curso”.
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Y gracias, por supuesto, al resto de amigos que nos han acompañado a lo largo de estos cuatro meses. A finales de septiembre volveremos con una segunda temporada de Els dilluns de la Cigale que, francamente, promete.
Nos vemos entonces, que paséis un buen verano.
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Y gracias, por supuesto, al resto de amigos que nos han acompañado a lo largo de estos cuatro meses. A finales de septiembre volveremos con una segunda temporada de Els dilluns de la Cigale que, francamente, promete.
Nos vemos entonces, que paséis un buen verano.
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